Más de medio siglo se cumple ahora de la popularización de un material que revoluciono la construcción y que se ha convertido en uno de los más utilizados en todo tipo de obras y reformas: el hormigón impreso.
El hormigón impreso destaca por su variabilidad, firmeza, resistencia y, especialmente, en su precio económico cuando lo comparamos con otros tipos de pavimentos.
Fue inventado en la década de 1950, pero no sería hasta finales de los 60 y principios de los 70 cuando se estandarizó y se dio a conocer a nivel mundial en una exposición, la del World of Concrete, una feria comercial anual para la industria de la construcción comercial en los estados unidos.
El hormigón es un material clave en la historia de la humanidad, y tampoco es nuevo de hace medio siglo. En la época clásica, los griegos y romanos fueron los primeros en emplear mezclas de cemento y áridos para constituir templos, puentes y acueductos. Sin embargo, las superficies tradicionales de hormigón tenían en aquella época desventajas, como el escaso atractivo estético, al que tanta importancia se le otorgaba y esto era una de las causas por la cual empleaban otros materiales que a la vista fueran para ellos mucho más vistosos.
En la actualidad, el hormigón impreso se usa en diferentes áreas de la construcción, como pavimentos para patios, terrazas, jardines, aparcamientos, rampas, fachadas de edificios y en el interior de las viviendas y con unas novedades técnicas que incluyen la aplicación de resinas en la superficie.
Cada vez se emplea en más proyectos, por ser una de sus características la durabilidad del material, su rapidez en la instalación y hasta un 50 % más económico que otras opciones como la piedra o la baldosa, resultando como parte bastante interesante su tratamiento para que resulte impermeable y antideslizante.
Las ventajas del hormigón impreso son muchas, como tantas veces hemos nombrado en este blog, pero una de las más destacadas es que permiten obtener una gran variedad de acabados, colores, dibujos, texturas, pudiendo imitar perfectamente la piedra o la madera, conservando las ventajas que han hecho que el hormigón impreso sea una de las bases de la arquitectura moderna.